jueves, 9 de agosto de 2012

Momentos románticos de la historia, Guillermo y Matilde

Quien bien te quiere te hará sufrir. Creo que esta frase resume el comienzo de la peculiar historia de amor entre Guillermo el Conquistador y Matilde de Flandes.
Guillermo era el hijo bastardo de Roberto el Diablo, duque de Normandía, y se convertiría años después en rey de Inglaterra, no en vano le apodaban el Conquistador. Matilde provenía de una prestigiosa estirpe que entroncaba en la realeza, era la nieta del rey Roberto II de Francia apodado el Piadoso e hija del conde Balduino. Guillermo era conocido por su temperamento apasionado y sus dotes en batalla, siendo el único hijo vivo del duque de Normandía, su padre le preparó para que heredase su título a su muerte, cosa que sucedió cuando partió a Las Cruzadas. Pero aún siendo Duque de Normandía, le seguía pesando la etiqueta de hijo bastardo, algo que nunca había llevado muy bien. Parece ser que estaba realmente enamorado de Matilda, a la cual aunque extremadamente baja de estatura, no le faltaban cualidades´y encantos que atraían a bastantes pretendientes y la convertían un gran partido. Al parecer, nuestra Matilde se encontraba perdidamente enamorada de un sajón, el Conde Glouchester, que había sido enviado por el Rey de Inglaterra como embajador a Flandes. El problema residía en que el susodicho estaba casado, y al parecer rechazó a la joven Matilda.
Empujado por el ardor de su carácter, decidió pedir  la mano de Matilde, pero esta, demasiado orgullosa y altanera, le rechazó de lleno por ser un bastardo. Matilde había golpeado el punto flaco de Guillermo, y este no tardó en hacérserlo pagar.
Siguió a Matilde hasta la iglesia donde solía ir a misa y aguardo escondido hasta que esta salió, Guillermo la arrastró agarrada de las trenzas, la hizo rodar por el suelo enlodado dando a parar a un charco y destrozando sus lujosas vestimentas, le pegó e incluso le robó un beso, poniéndola en evidencia delante de todo el pueblo.
Después de tan barbaro cortejo al estilo normando no se esperaría que la dama se replantease la petición de matrimonio, pero finalmente Matilde aceptó por propia voluntad casarse con él. Los cronistas de la época dicen que Matilde quedó fascinada e impresionada por el carácter demostrado y la fuerza del brazo de Guillermo, cuya potencia era conocida y alabada por todos. Es posible que la nueva y ventajosa posición de Guillermo como heredero del trono de Inglaterra, unida al desengaño sufrido por el sajón de nombre Brithtrick, y el despecho pudieran haberla acercado al hombre que la había cortejado durante años sin esperanzas. Eso solo lo sabe Matilda.
En definitiva, Guillermo y Matilde acabaron casándose, fueron un matrimonio atipicamente feliz y unido, tuvieron once hijos, Guillermo fue siempre fiel a su esposa y acabaron siendo reyes de Inglaterra.

Aquí os dejo un desternillante vídeo realizado por el programa Horrible Histories que narra lo sucedido y que me hizo investigar sobre esta historia:


No he podido resistirme a compartir con todos vosotros esta historia tan curiosa y a la vez chocante. Hay gran cantidad de novelas románticas de temática medieval, y una muchas veces nos sorprende y nos escama leer ciertas cosas que hoy en día nos parecen fuera de lugar. Creo que el inicio de esta relación es uno de esos hechos que expuestos en un libro de romántica nos podría dejar un poco sorprendidos. Hay que tener en cuenta la mentalidad y la sociedad ante la que nos encontramos al leer un libro de estas características. El medievo es una etapa de la historia que ha sido muy idealizada por escritores y pintores de ciertos movimientos y periodos. Si le añadimos que en una novela romántica por muy realista que sea, siempre se debe dulcificar los caracteres y las acciones de los personajes protagonistas, nos crea una imagen radicalmente distinta de la original. Aunque hay múltiples ejemplos de novelas románticas donde episodios  más duros que estos son usuales. Yo creo que un balance justo entre realidad y ficción es el más adecuado, ni algo extremadamente realista que me den ganas de cerrar el libro por depresión, ni algo excesivamente empalagoso que no se lo crea ni la que lo ha escrito.